Vaya por delante: detesto la ONU, la UNESCO y cuando oigo la palabra cultura, no desenfundo mi revolver (como hacia Goering) pero sí exhibo la chequera... y el listado de actividades "patrimonio de la Humanidad" parece una extraña frikada en la que solamente falta "la muñeca flamenca encima de la televisión". Dicho esto, ¡qué bien se lo montan los castellers! Hace treinta años una actividad pintoresca y marginal, sus aficionados han sabido utilizar su fuerza visual y sus valores, llevarlos a los medios de comunicación y darles un valor internacional. En cambio los pesebristas, cada vez más automarginados y llorones. Nuestra afición (o pasión) no tiene menos valores ni interés que los castells, ni menos practicantes, ni menos interés potencial del público. El problema no son "los otros", somos "nosotros", no sé si el pesebrismo durará o desaparecerá, pero estoy seguro de que no obtendrá ningún tipo de repercusión ni reconocimiento público, ya que ese reconocimiento no nos vendrá de fuera, tenemos que ganarlo y no veo que estemos en esa labor.
Estos días hay un auténtico aluvión de actividades, tantas, que incluso coinciden (error garrafal de alguien lo del día 12) y que será humanamente imposible atenderlas a todas. Su éxito no dependerá de la calidad de la actividad (en general la tienen, y mucha) ni de la repercusión en nuestro mundillo, sino cómo la perciba el público en general. Hay que hacer un esfuerzo en intentar llamar la atención y "gustar" a los medios de comunicación, a los intelectuales, a la gente, y para eso hay que cambiar algunos "inputs" anticuados que transmite el pesebrismo. No sabéis cómo me dolió una columna de Quim Monsó (se puede opinar lo que quiera, pero es autor prestigioso y barcelonés ilustre) cuando trató a la exposición de Betlem de curiosidad anticuada que veía de niño y que no sabía si actualmente existía (resumo la columna). Pero seguramente es cierto que la exposición de Betlem, con la enorme calidad que atesoran sus dioramas, es antigua sin llegar a ser "vintage".
¿Por dónde hay que empezar? Por actualizar el mensaje, no podemos quedarnos ni en la Palestina del año 1 (donde lamentablemente ha acampado el belenismo andaluz y murciano) ni visitando Rupit con Mossen Cinto a nuestro lado. Si no transmitimos a la sociedad que el pesebre tiene enormes valores de solidaridad y de afectividad, que es una actividad creativa y educativa que fomenta el trabajo en grupo (no es idea mía, parafraseo a Benavent) y con indudables valores artísticos, etamos, a efectos de repercusión social y mediática, perdidos.
Hoy escuchaba en RAC1 a Gloria Serra explicando que cuando tuvo que retransmitir por TV la diada de Sant Félix, tuvo de asesor a Ernest Benach, gran especialista. Cuando el pesebrismo llamó a un político, vino Jordi Pujol, gran estadista y patriota... que no sabía un borrall de pesebres y se limitó a darnos vaguedades sobre el pesebre de cal nosequé en Premià de Dalt en 1930 y largarnos la filípica de "constructores del país" que sirve para los pescadores a sedal y mosca o para los catedráticos de filatelia y colombofilia (como Don Pantuflo Zapatilla) pasando por el gremio de jubilatas del yeso y el musgo. ¿No tenemos ningún político pesebrista? Por lo menos Alberto Fernández Díaz pinta soldaditos de plomo... ¿nadie hace el pesebre? (vale, la Rahola, pero... pero...)
Tenemos por delante tres grandes propuestas belenísticas, los actos del 25 aniversario de la Federació, la tremenda Trobada de Mataró y la Bienal de Castellar. Son tres formas muy diferentes de percibir el pesebrismo, desde la más oficial hasta la más rompedora, a ver cuál es la más convincente.
Estos días hay un auténtico aluvión de actividades, tantas, que incluso coinciden (error garrafal de alguien lo del día 12) y que será humanamente imposible atenderlas a todas. Su éxito no dependerá de la calidad de la actividad (en general la tienen, y mucha) ni de la repercusión en nuestro mundillo, sino cómo la perciba el público en general. Hay que hacer un esfuerzo en intentar llamar la atención y "gustar" a los medios de comunicación, a los intelectuales, a la gente, y para eso hay que cambiar algunos "inputs" anticuados que transmite el pesebrismo. No sabéis cómo me dolió una columna de Quim Monsó (se puede opinar lo que quiera, pero es autor prestigioso y barcelonés ilustre) cuando trató a la exposición de Betlem de curiosidad anticuada que veía de niño y que no sabía si actualmente existía (resumo la columna). Pero seguramente es cierto que la exposición de Betlem, con la enorme calidad que atesoran sus dioramas, es antigua sin llegar a ser "vintage".
¿Por dónde hay que empezar? Por actualizar el mensaje, no podemos quedarnos ni en la Palestina del año 1 (donde lamentablemente ha acampado el belenismo andaluz y murciano) ni visitando Rupit con Mossen Cinto a nuestro lado. Si no transmitimos a la sociedad que el pesebre tiene enormes valores de solidaridad y de afectividad, que es una actividad creativa y educativa que fomenta el trabajo en grupo (no es idea mía, parafraseo a Benavent) y con indudables valores artísticos, etamos, a efectos de repercusión social y mediática, perdidos.
Hoy escuchaba en RAC1 a Gloria Serra explicando que cuando tuvo que retransmitir por TV la diada de Sant Félix, tuvo de asesor a Ernest Benach, gran especialista. Cuando el pesebrismo llamó a un político, vino Jordi Pujol, gran estadista y patriota... que no sabía un borrall de pesebres y se limitó a darnos vaguedades sobre el pesebre de cal nosequé en Premià de Dalt en 1930 y largarnos la filípica de "constructores del país" que sirve para los pescadores a sedal y mosca o para los catedráticos de filatelia y colombofilia (como Don Pantuflo Zapatilla) pasando por el gremio de jubilatas del yeso y el musgo. ¿No tenemos ningún político pesebrista? Por lo menos Alberto Fernández Díaz pinta soldaditos de plomo... ¿nadie hace el pesebre? (vale, la Rahola, pero... pero...)
Tenemos por delante tres grandes propuestas belenísticas, los actos del 25 aniversario de la Federació, la tremenda Trobada de Mataró y la Bienal de Castellar. Son tres formas muy diferentes de percibir el pesebrismo, desde la más oficial hasta la más rompedora, a ver cuál es la más convincente.
3 comentaris:
D'això se'n diu una radiografia, oi?
Els Castells (que no Martí Castells), han sabut vendre's en grup, colla a colla, tot i les seves disputes, que sovint arriven al llindà del visceral. En el Món del pessebrisme La Federació camina per un costat, les associacions sovint per un altre, i qui aposta per nous llenguatges, vies, etc... com és el cas del Bou i la Mula, sovint em dóna la sensació que és incompresa o bé comun gra al cul. I us ho confesso, a vegades no sé ubicar-me. Si tots plegats fem un esforç de difussió i trenquem motllos (cosa difícil en el món del pessebre), potser assolirem objectius inimaginats.
Que conste que mi acrimonia habitual no va dirigida, esta vez, hacia nadie en concreto, ya que creo que el problema es generalizado y no se puede apuntar hacia ningún lugar en concreto. En cuanto a lo del día 12, entiendo también que no hay tantas fechas libres en el calendario y que la Federació depende, en este caso, de lo que disponga la dirección del Museu, pero con todo, es una lástima que se superpongan los dos acontecimientos.
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