5 d’octubre del 2009

Mi "manifiesto" sobre el pesebrismo


Este texto ya lo colgué en este blog, pero como respuesta, y no sé si llegó a leerse. Tras el interesante diálogo que ha seguido a mi anterior entrada sobre el "pesebrismo permanente", quiero volver a explicar mi punto de vista "total" sobre el pesebrismo actual. Sé que es un texto repetido, y que vulnero todas las normas sobre longitud del texto, etc., pero como es mi "manifiesto", mi "j'accuse" contra el "status quo" actual, ruego vuestra indulgencia y vuelvo a ponerlo, con la sana intención de abrir un debate y dejar clara mi postura.
Es un tema que he comentado muchas veces en el foro y que a mí me parece EL tema: la desesperante inmovilidad del belenismo. Lo veo en las exposiciones catalanas, y lo veo también en los belenes del foro o en las diferentes publicaciones belenistas. Y a mí me disgusta no en un plano teórico, sino eminentemente práctico: me aburro en las exposiciones belenistas. Por supuesto que aprecio el fino trabajo, el detalle, la filigrana y el preciosismo, pero eso lo veo en todas las exposiciones, entonces ¿para qué recorrer cientos de kilómetros y dedicar dos docenas de días al año para visitarlas? Me quedo en las Ramblas viendo los de Betlem y tan pancho...
Mi comentario es de tipo general y por tanto es injusto, puesto que omite notorias excepciones a lo que digo, pero quiero que se entienda que es sobre lo que habitualmente veo cada Navidad.
Dice Garrut, con toda razón, que el arte contemporáneo no ha llegado al belenismo. Pero yo me pregunto ¿quién debe empezar este cambio? Creo que no son los figuristas los que lo han de hacer, puesto que bastante tienen ellos con resistir en su abnegado trabajo. Los que han de empezar a cambiar el lenguaje son los belenistas, y que luego los figuristas cubran las nuevas necesidades. Me quedo en el belenismo catalán, porque es que conozco, pero casi todo lo que digo puede aplicarse al resto del belenismo español. ¿Cuál es el problema principal? Que el belenismo se ahoga entre el pequeño espacio que le deja el cajón del diorama. El diorama es un invento magnífico y precioso, pero que la realidad actual ha dejado desfasado. Y ello se debe a que el diorama IMPONE un único punto de vista, el que prevee el artista, y no permite mirarlo de ninguna otra forma. Y lo que define a nuestra sociedad es la multiplicidad de puntos de vista sobre la realidad, los medios de comunicación y las nuevas tecnologías permiten que cada espectador cree su propia forma de mirar. Y eso no lo permite el diorama de la forma que se concibe, porque es un invento que fue revolucionario que se ha quedado antiguo. O mejor una palabra que se ha puesto lamentablemente de moda, pero que aquí es muy adecuada: el belenismo está RANCIO.¿Qué se ha de hacer entonces? Ni lo sé, yo estoy planteando una idea teórica, no un sistema técnico para dar "más caras" al diorama. Lo que pido es que se BUSQUEN esas nuevas facetas, que se arriesgue, se innove y se vaya más allá de la filigrana técnica. Con todo, he visto algunos dioramas que rompen ese punto de vista convencional (y ahora sí que me voy a lo concreto) Este año, en Terrassa, el pessebre más grande representaba el puente de Besalú, que salía fuera del diorama y acercaba la representación al espectador. En Sant Pere de Torelló siempre hay un diorama menos realista (al fondo a la derecha) que hace dos años era una especie de jungla y que te obligaba a hacer un esfuerzo para ubicar la posición y la composición; en Pedralbes hay una muy original representación del "cercant posada" desde el punto de vista del posadero. Son imágenes que hacen pensar más allá de la mera contemplación.
Yo no creo que sea necesario romper con todo, sino que hay que innovar compatibilizando con lo tradicional. En una exposición estándar hay entre una y dos docenas de pesebres ¿por qué no pueden ser cuatro o cinco de ellos diferentes, rompiendo los esquemas? No soy pesebrista, sino coleccionista de figuras, y mi belén es un humilde trabajo con casitas prefabricadas, corcho, musgo y papel enyesado. Desgraciadamente carezco de la habilidad para hacer un diorama y por eso pido disculpas por querer enmendar la plana a los auténticos pesebristas.
¿Qué carencias veo en el belenismo actual?
1.- Ya he apuntado el primero, la rigidez formal del diorama. Y ello conlleva a inventar el "antidiorama", que podría ser de muchas formas: un diorama que se contemplara por delante y por detrás (pudiendo contemplar las "bambalinas" del montaje), dioramas inacabados o que mostraran el procedimiento de construcción, o con perspectivas variables, movibles o simplemente aberrantes (y aquí pienso en Escher)
2.- El "antidiorama" me interesa porque rompe la comodidad del espectador a mirar la obra desde la comodidad del punto establecido y le obliga a pensar, y sobre todo, a participar. Y aquí veo el principal problema de las exposiciones de belenes, la falta de interacción entre el belén y el espectador, en definitiva, la falta de participación del espectador, que es mero sujeto pasivo. Hay que romper el vidrio que separa el pesebre de quien lo contempla y permitirle que intervenga. Es evidente que no se puede hacer en todos, ni siquiera en casi todos, pero sí que se podría plantear en cada exposición un belén en el que los espectadores (y en especial, claro, los niños) pudieran intervenir en la colocación de las figuras, el paisaje, las casas... incluso tocar las cosas; en estos momentos, hay figuras de belén baratísimas que permiten que sean toqueteadas, rotas o incluso sustraídas, sin grave perjuicio para las arcas de nadie. Sé que hay asociaciones que ya están trabajando en este sentido, por ejemplo, es muy interesante la propuesta de (por supuesto) Castellar, en que entregan un folleto a los visitantes para que busquen determinadas cosas dentro de los cuadros. Hay que profundizar más en este sentido, que además lo posibilitan las...
3.- Nuevas tecnologías, que están casi totalmente excluídas del pesebrismo (con excepciones en la iluminación, controles, etc). No entiendo que la fotografía, la informática, el video, la música, etc... no pinten nada en el belenismo, ni siquiera en los belenes "monumentales" con movimiento. ¿No podemos sustituir nunca un fondo pintado por una fotografía impactante o por una proyección? ¿No cabe en ningún lugar de un belén una pantalla plana que sustituya a personajes, construcciones, situaciones? ¿Nunca encontraremos en una exposición de belenes un ordenador que nos permita informarnos sobre la Navidad, las tradiciones o la Asociación, nos proyecte videos de años anteriores, proyectos futuros? Y por supuesto ¿nadie se inventará un videojuego pessebrista o una serie en flash, el calicoelectronico en pastor o el burro de Shrek en el portal? Porque esto me lleva al siguiente punto, la absoluta carencia en el belenismo de...
4.- HUMOR ¿Nadie piensa que el belenismo es demasiado serio? ¿Nadie coincide conmigo en que es rancio a morir? Todo es demasiado solemne, ya sabemos que representa ante todo unas escenas de la Historia Sagrada, pero yo creo que tanta seriedad no encaja ni con el sentido de la Navidad ni con el mensaje de Jesucristo. Los belenistas somos todos, en conjunto, demasiado mayores y estamos anquilosados. Y muchas manifestaciones públicas son una ratificación de lo que digo, desde esos Congresos llenos de "estandartes", "banderines" y "corbatas" hasta mi "alma mater" este Foro de Belenismo, que entre muchas virtudes tiene el gran defecto de ser susceptible, puntilloso y demasiado serio y solemne. Reivindico la alegría, incluso la broma, para el pesebrismo, empezando por la exposiciones, que no se han de tomar a sí mismas tan en serio. Me gustaría ver dioramas con escenas divertidas, con bromas, con guiños al espectador... en este sentido (otra vez) Castellar con aquel caganer en una letrina, como único tema del cuadro, o los molinos del Quijote... también me gusta el humor rural de los personajes y los escenarios de Traité, o las escenas del Dr. Catà, o los belenes de clicks de Famovil (como los de Armillo) o los de “cabezones” adaptados de Faxcinatrix. Pero este humor puede salir de los belenes y llegar a las exposiciones en general, que han de ser menos oscuras, menos silenciosas y, otra vez, más participativas, sobre todo para los niños: rincones donde hacer figuras de plastilina, disfraces (para mayores y pequeños), pequeñas representaciones... no sé, intentar que el SENTIMIENTO de lo que es el pesebrismo (religión, tradición, cultura, familia, diversión, creatividad, solidaridad) no se quede solamente en un frío desafío técnico, lo que exige...
5.- IDEAS SUBYACENTES y MENSAJE. El belenista "particular" puede hacer en su casa el pessebre que le dé la gana, pero creo que el que lo expone públicamente tendría que tener detrás una intención, una idea, incluso a veces un mensaje o una denuncia. La reproducción en "piloto automático" de un paisaje pirenaico o egipcio no me parece suficiente, el arte contemporáneo EXIGE algo más, lo que yo llamaría una INTENCIÓN. No me refiero a que cada cuadro deba denunciar la pobreza del mundo, la desigualdad, el paro... no es eso, sino algo más simple o más profundo, y es que el belenista, artista al fin y al cabo, quiera EXPRESAR o expresarse, puede ser algo etéreo como la nostalgia de la infancia, o manifestar su fé o su perplejidad ante el Misterio... o puede ser algo tan concreto como relacionar la huída a Egipto con los refugiados de las guerras. Me refiero a esa reflexión que va más allá de coger una fotografía y ponerse a copiar las casas piedra a piedra...
6.- Y finalmente, la reivindicación de la sencillez, de lo popular y de lo infantil. Creo (y no es envidia, bueno, no es todo por envidia) que la excesiva complejidad técnica del diorama lo aleja del espectador, que lo ve como una rareza pero totalmente alejada de su personal Navidad. En todas las exposiciones tendrían que haber varios cuadros con belenes más sencillos, hechos con musgo, o hechos por niños realmente pequeños, con figuras baratas, y otros con estilos "tradicionales", populares, con casitas de corcho de fira y con figuras de barro populares. Los pessebristas excelentes tendrían que explorar en sus creaciones, tal como dice Garrut, la parte infantil y la parte tradicional, olvidarse alguna vez de las figuras "de marca" y utilizar las de su infancia, con algún brazo pegado; olvidar las composiciones "zen", tan vacías, y atestar las vitrinas con personajes, como gusta hacer en las casas... utilizar su sabiduría, su gusto y sus conocimientos para SIMPLIFICAR en vez del más difícil todavía e intentar regresar a los orígenes... y no me refiero a hacer escenas "hebreas", sino a la humildad evangélica de la Iglesia primitiva y a la sencillez técnica de los belenes populares y planteados para los niños (y aquí volvemos a la interactividad, el humor, las ideas subyacentes, etc) Vuelvo a decir que este planteamiento más "naïf" no tiene que ser para TODOS los belenes, pero estaría bien que algunos, de vez en cuando, se libraran de tanta parafernalia y de tanta escayola.
Me alargo demasiado. Espero que se entiendan mis comentarios, que no son desde la crítica acerba sino desde el punto de vista de un mero aficionado, y respetando, por supuesto, el trabajo magnífico de todos nuestros pesebristas... quizás algunas ideas puedan ayudar para una renovación, que creo que es imprescindible para que el belenismo siga siendo una manifestación cultural y artística importante, y sobre todo, ACTUAL."

2 comentaris:

Galderich ha dit...

Caram Hernan, això és tota una declaració de principis i un debat que seria molt interessant fer públic. Dona molt per parlar i per raonar!

Jo estic una molt d'acord del que dius però potser és perquè també sóc un pessebrista de figures populars de suro i molsa!

De totes maneres crec que tot és pessebrisme i que hauríem d'intentar col·laborar entre tots.

Us passo una adreça dels pessebres d'un amic que intenten precisament aquesta interactivitat entre públic i espectador i que els fa sense vidre.

http://www.pallidisseny.com/pessebres/

Antoni Dorda i Ventura ha dit...

De ben segur que hi ha un munt de raó en aquest manifest, jo penso que la única manera que tenim que anar canviat de mica en mica les coses, és precisament, amb les petites aportacions que poguem fer les persones que veiem el pessebrisme amb uns altres ulls. El refús inicial en tot el què és nou és tant natural, com ho és el refús als grans canvis sobtats. Els grans objectius s'han d'assolir amb petits canvis, i cada un de nosaltres hi hauria de posar, a la seva manera i estil, una cullaradeta.